Hoy, casualmente, leyendo el Infierno, de la Divina Comedia de Dante, encontré este verso:
"Comprendí que a tal clase de martirio
los lujuriosos eran condenados,
que la razón someten al deseo"
Al darme cuenta de que para Dante la lujuria es el sometimiento de la razón al deseo, recordé que hace muchos muchos años, me enseñaron que la palabra "apetecer" no era propia de personas, sino de aquellos seres que no tienen libertad para elegir y que por tanto son esclavos de sus instintos. El Ser Humano, me decían, está dotado de inteligencia y voluntad y si quiere ser feliz tiene que actuar como un ser racional en todo momento.
"Comprendí que a tal clase de martirio
los lujuriosos eran condenados,
que la razón someten al deseo"
Al darme cuenta de que para Dante la lujuria es el sometimiento de la razón al deseo, recordé que hace muchos muchos años, me enseñaron que la palabra "apetecer" no era propia de personas, sino de aquellos seres que no tienen libertad para elegir y que por tanto son esclavos de sus instintos. El Ser Humano, me decían, está dotado de inteligencia y voluntad y si quiere ser feliz tiene que actuar como un ser racional en todo momento.
La recompensa inmediata, el placer como única meta capaz de justificar cualquier cosa, en aquel entonces era inconcebible. Por eso no utilizábamos la palabra apetecer.
Hoy como homenaje a mis padres y a mi abuelo Julián, quiero recordarme a mi misma que hubo un tiempo en que el verbo apetecer no se conjugaba en primera persona.
Hoy como homenaje a mis padres y a mi abuelo Julián, quiero recordarme a mi misma que hubo un tiempo en que el verbo apetecer no se conjugaba en primera persona.
...y prohibiendo una palabra se someterían los instintos animales a la razón humana...sin palabras!
ResponderEliminarHoy he leido esta noticia en el periódico http://www.elpais.com/articulo/sociedad/nimia/diferencia/nos/hace/hablar/elpepusoc/20091111elpepusoc_12/Tes
Y sólo pensar que el caracter intrínsecamente humano se deba a una mutación en un gen, a una casualidad...me hace cosquillas en el alma!
Disfrutemos pues de la suerte que hemos tenido como especie para conocer, para amar, para soñar
Efectivamente, sólo por prohibir no se someten los instintos, pero son tan importantes las palabras que no está demás, que al menos de cuando en cuando, tratemos de reflexionar sobre lo que estamos diciendo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus fantásticos comentarios.
Antes apetecer no era propio de humanos con razón, sin embargo en los tiempos que corren la lujuria parece marcar el fin último de todos nuestros actos, a veces nos hace esclavos, estoy de acuerdo, pero llenos de intensidad y de vida...
ResponderEliminar¿Por qué tener una existencia inulsa y vacía? ¿es eso más humano?...
No entiendo que el ser dueños de nuestros actos convierta nuestra vida en algo insulso o vacío, al contrario, creo que si ponemos alma, vida y corazón en todo lo que hacemos, y cuando digo TODO, me refiero a TODO, no sólo disfruteremos más, sino que disfruteremos a niveles mucho más elevados que si nos quedamos en una dimensión meramente instintiva e irracional.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu punto de vista