jueves, 16 de septiembre de 2010

Una maravillosa revolución

Hace unos días se celebró el bicentenario del nacimiento del Venerable Padre Jerónimo Mariano Usera.
El Padre Usera, fundador de las Hermanas del Amor de Dios, nació en Madrid. Fue una persona extraordinaria, un adelantado a su tiempo. Luchó de forma abierta para proteger los derechos de la mujer y de los pobres, para lo cual fundó a las Hermanas del Amor de Dios. Su lema era: Decir la verdad y hacer el bien.
Siempre he sentido un enorme agradecimiento hacia las hermanas del Amor de Dios, que junto con mis padres, fueron mis principales educadores; pero durante algún tiempo, les reproché el no haberme preparado adecuadamente para enfrentarme a este mundo competitivo en el que nos ha tocado vivir.
Con frecuencia he defendido que a las personas de naturaleza extrovertida hay que inculcarles algo de astucia y de espíritu calculador para que puedan hacerle frente a las dificultades de la vida. Hoy me doy cuenta de que al hablar así, estoy confundiendo la prudencia con el egoísmo, y que es precisamente ese egoísmo, el que nos está llevando al individualismo extremo y al desencanto que, de una u otra forma, envuelve a la sociedad occidental. Quizá el equilibrio se encuentre en el "Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas" del Evangelio (Mat. 10, 16).
El lema del Padre Usera puede parecer utópico, ingenuo, poco apropiado a los tiempos que corren, pero sería fantástico que los educadores de todo el mundo, lo aceptaran como propio; esa sí que sería una maravillosa revolución.