Hace unos días se celebró el bicentenario del nacimiento del Venerable Padre Jerónimo Mariano Usera.
El Padre Usera, fundador de las Hermanas del Amor de Dios, nació en Madrid. Fue una persona extraordinaria, un adelantado a su tiempo. Luchó de forma abierta para proteger los derechos de la mujer y de los pobres, para lo cual fundó a las Hermanas del Amor de Dios. Su lema era: Decir la verdad y hacer el bien.
Siempre he sentido un enorme agradecimiento hacia las hermanas del Amor de Dios, que junto con mis padres, fueron mis principales educadores; pero durante algún tiempo, les reproché el no haberme preparado adecuadamente para enfrentarme a este mundo competitivo en el que nos ha tocado vivir.
Con frecuencia he defendido que a las personas de naturaleza extrovertida hay que inculcarles algo de astucia y de espíritu calculador para que puedan hacerle frente a las dificultades de la vida. Hoy me doy cuenta de que al hablar así, estoy confundiendo la prudencia con el egoísmo, y que es precisamente ese egoísmo, el que nos está llevando al individualismo extremo y al desencanto que, de una u otra forma, envuelve a la sociedad occidental. Quizá el equilibrio se encuentre en el "Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas" del Evangelio (Mat. 10, 16).
El lema del Padre Usera puede parecer utópico, ingenuo, poco apropiado a los tiempos que corren, pero sería fantástico que los educadores de todo el mundo, lo aceptaran como propio; esa sí que sería una maravillosa revolución.
Thomas Alva Edison dijo algo así como: “Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo”. Yo sí creo en el poder de las utopías. Pero no me molestan los que interrumpen.
ResponderEliminarCambiar el mundo diciendo la verdad y haciendo el bien, Colorín, es una hermosa utopía.
Gracias por recordarlo.
Un saludo.
Decir la verdad y hacer el bien.
ResponderEliminar¿Realmente se puede aplicar en la vida real?
Un saludo,
Humbert A. Rodriguez
A mi modo de ver, el INTENTAR vivir según este fantástico lema: "decir la verdad y hacer el bien" puede ser una realidad, lo que ya parece más difícil es conseguirlo, aunque no debe de ser imposible, porque a lo largo de la historia hay muchas personas que lo han logrado. Eso en cuanto a VIVIR.
ResponderEliminarEn lo que se refiere a la educación, debería de ser una obligación para cualquier persona que pudiera tener influencia sobre otra, transmitirle sólo aquellos valores que son realmente auténticos. Enseñar a VIVIR una vida LLENA, educar para crecer como personas,al final es lo único que cuenta.
¡Que tristeza que solo sea una hermosa utopía hacer el bien!
ResponderEliminarMuchos de nosotros, olvidamos en nuestra vida diaria, la verdad, el bien, LA SOLIDARIDAD, y solo parece que lo recordamos cuando cogemos la pluma.
¿Poner el otro carrillo? ¡Que dices!! Eso ya no se lleva.
Son muy pocos los destacados que hacen posible lo imposible.
Es muy importante la educación, pero a cuantas personas les educa gente que no sabe educarse así mismo, siempre preocupada por su YO.
“No si ya te lo decía yo”
Así justificamos nuestro comportamiento egoísta y nuestro individualismo ramplón, siempre procurando quedar por encima no vayan a decir que por buenos somos tontos.
Solo en la sencillez y la humildad de nuestros actos está nuestro “Espíritu Santo”. Una serpiente prudente nos condenó al pecado eterno.
Hay que observar todo y a todos muy bien para no perdernos nada de la esencia de este “maravilloso y genuino" mundo que vemos “tan bonito” con los ojos llenos de pan.
Gracias Colorin por recordanos al Venerable y Bondadoso Padre Usera.
Un saludo.
María de la Cal.
En mi experiencia personal me he encontrado con personas que sólo dicen palabras huecas.
ResponderEliminarPrima la política de "haz lo que yo te digo, que yo haré lo que me de la gana".
Del mismo modo a base de decepciones he aprendido que las personas que predican con buenos ejemplos tienen una doble cara. Los que tienen esa doble cara, y que sólo persiguen motivaciones egoístas, están dispuestos a pasar por encima de cualquiera (incluso de familia y de amigos) para lograr sus, a veces insignificantes, metas.
Por eso creo que decir la verdad y hacer el bien, no debería traducirse por "decir mi verdad" y "hacerme mi bien".
Me gustaría debatir esta postura con ustedes ya que esta publicación da mucho juego.
Un afectuoso saludo,
Humbert A. Rodriguez Ramirez