jueves, 9 de diciembre de 2010

Se acabaron los conflictos.

Conozco, sólo por referencias, una empresa donde los trabajadores ganan lo normal, es decir poco para su gran especialización. Trabajan mucho, a veces muchísimo; su horario no es cómodo. De tarde en tarde tienen ocupado incluso el fin de semana. No cobran todas las horas extra, porque eso haría que los proyectos no fueran rentables. Saben, que en general, no tienen muchas posibilidades de promoción, pero aún así, están relativamente contentos.
¿Cómo puede ser? ¿Es que acaso en la susodicha empresa sólo trabaja gente mediocre y sin ambiciones? Pues no, todo lo contrario. La mayor parte del personal de esa empresa está compuesto por los mejores, elegidos con mimo desde la universidad. El perfil sería el de persona joven, inteligente, dialogante, trabajadora, muy creativa, con muchísimas ganas de aprender y con gran sentido del humor.
En mi opinión esto lo explica todo. De hecho, estos trabajadores dicen que lo mejor de su empresa son las personas.
Visto así parece fácil. Reunir a los mejores y a comerse el mundo...
Se me debe de estar escapando algo. ¿Cómo es posible que en un país como el nuestro donde la creatividad es nuestra mejor cualidad, no estamos rodeados de empresas fabulosas, competitivas y dispuestas a demostrar lo mucho que sabemos y podemos hacer?
Seguro que se os ocurren algunas ideas.
Probablemente en mi empresa de referencia los directivos son personas inteligentes, muy preparadas y en absoluto prepotentes. Seguro que esos directivos saben que las personas son seres frágiles, que necesitan ser valoradas por sí mismas. No me cabe la menor duda de que esos directivos son personas conciliadoras, capaces de prevenir los conflictos y que por encima de todo valoran y respetan a sus trabajadores. No sé si esos directivos para conseguir ser auténticos hacen coaching o cursos de inteligencia emocional o PNL… me da igual. Lo que si tengo es un convencimiento absoluto de que nuestro país sólo podrá salir adelante cuando nuestros directivos sean personas inteligentes, preparadas, respetuosas y conciliadoras; capaces de aglutinar y de entusiasmar a los millones de españoles que valen su peso en oro.