...Pero desgraciadamente, no todo podía ser bueno y divertido. En las afueras de la ciudad había un castillo, donde vivía un mago muy malo, muy malo,muy malo. Alto, alto, alto; muy delgado, muy delgado y, larguirucho, larguirucho, tanto; que parecía la sombra de un gigante. Como todos los paisinos, también el Mago tenía unas largas orejas puntiagudas. Siempre iba vestido de negro, con su levita, su capa, su sombrero de copa y su barita mágica. Era muy ambicioso y estaba obsesionado con llegar a ser rey...
¿Vosotros creeis que también en la vida real, desgraciadamente, no todo puede ser bueno y divertido?
¿Os parece que estamos rodeados de personajes que como el mago su única obsesión es el poder?
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