Ayer recibí un anuncio para un concurso de relatos convocado por Caja Madrid. Al principio, lo ojeé con desgana. Nunca he tenido interés en los concursos, esta vez sin embargo, decidí echar un vistazo. Me pareció genial, inalcanzable, pero fabuloso (15000 Euros). El chasco llegó cuando comencé a leer las bases: "Sólo para los privilegiados que hayan nacido después de 1974".
¡Lástima!, pensé en un primer momento, pero luego comencé a sentirme mal.
¡Ya estamos! Otro sitio dónde nos excluyen.
¿Por qué? ¿Qué pretenden? Si lo que hacemos está bien, qué más da que tengamos 30, 40, 50, 60, 70 ó quién sabe cuántos años más?
Comenzaron apartándonos en el trabajo:"Para esto ya sois muy mayores" "Y los "yogourtinos" a los que 3 años antes les habíamos enseñado todo lo qué sabíamos, se fueron haciendo los amos: congresos, trabajos de investigación, horas extra... Poco a poco van aprendiendo, pero, poco a poco. Aunque ellos se crean muy capacitados, siguen necesitando el apoyo de los veteranos.
De acuerdo, hay que ayudar a los jóvenes, pero creo que se tiene que ayudar sin excluir a nadie. No comprendo a una sociedad que prescinde de la experiencia y me da miedo pensar que estamos viviendo una época en la que la vitalidad y la esperanza se confunden con tener menos de 30 años. A mí me enseñaron que la creatividad y el dinamismo no era cuestión de edad sino de actitud. Como todos vovostros, por desgracia, yo también he conocido muchos viejos de 20 añós.